TRANSFORMACIÓN
Llevaban 2 semanas de confinamiento y mi familia y yo creíamos que esto duraría máximo un mes y que todo volvería a la normalidad, aunque en el fondo era obvio que las cosas no volverían hacer como antes. Sin responsabilidades pesadas en mi vida más que las típicas obligaciones básica que uno tiene, no sabía que podía hacer con mi tiempo libre y una sensación de bloqueo mental y creativo me invadía. Un gran miedo al bloquearme y no tener algún objetivo o algo que hacer y sentirme inútil empezaba a llegar poco a poco, las ganas de grabar/editar o entrenar en casa caían poco a poco al igual que las esperanzas de que del confinamiento terminara.
Transcurrió una semana y mi peor enemigo ganó, me había convertido en aquel ser que tanto evitaba ser. Me levantaba tarde y sin ganas de hacer algo que usualmente hacía, pasaba viendo películas y videos en internet con el fin de que algún momento algo sucediera que me hiciera cambiar el chip pero no sucedió hasta que me di cuenta que estaba cayendo en algo similar a un hueco depresivo en el cual te sientes inservible y sin un objetivo en esta vida.
El lado bueno que veía del confinamiento era el poder estar con mi familia, pero esa misma sensación de inutilidad no me dejaba apreciar cada momento que pasaba con ellos, una semana más tardé para poder recapacitar de la situación en la cual me estaba metiendo sintiendo que todo lo que sucedía en ese entonces seria eterno y que las cosas quizás no lograrían mejorar ni con el virus ni con mi situación de ese entonces.
Sin necesidad de la gasolina que todos le llaman café un día madrugué y empecé mi día como solía empezarlo ante de lo sucedido, por suerte o triste realidad no salía mucho fuera de casa antes del confinamiento entonces muchas de las cosas que hacia que disfrutaba eran dentro de mi casa, como grabar/editar, entrenar, cocinar, hablar con mi familia y amigos por videollamada. Bastó simplemente un día forzándome para poder volver a retomar la rutina, aquella rutina que podía ser monótona para unos era algo que me traía orden y paz mental.
2 meses después entendí que las cosas no siempre saldrán como uno las planea, que el tener un orden de tu vida está bien pero siempre existirán inconvenientes inesperados que quieras o no aparecerán. Raramente empecé a disfrutar de actividades que usualmente no hacía estando inclusive en casa sin confinamiento ni nada, tomar mas responsabilidad de mi mismo y de mis actos. Teniendo que ser el hombre de la casa durante 1 semana por consecuencia de que mi mamá se enfermase y mi papá tuvo que viajar con ella a otra ciudad para que la atendieran urgentemente. Durante 1 semana aprendí y valoré el trabajo que tienen mis padres de cuidar y criar a mi hermano menor, teniendo de madrugar para poder hacerle el desayuno, alistarlo para sus clases online y tener que estar ahí pendiente de él todo el día con sus trabajos de escuela más las responsabilidades de la casa. Claro esta que no lo hubiera podido lograr sin la ayuda de mi abuelita. Tener que acostumbrarse a lo que parecía raro hace unos meses como el distanciamiento social, el uso de mascarilla y la obsesión de limpieza en todo lugar. Tiempo atrás me hubiera dado igual el enfermarme del virus y que todo acabase para mí, pero tengo la responsabilidad de que no solo me afectará a mi si no a quienes me han dado todo; mi familia.