CAPÍTULO 6 – PÁRRAFOS

CAPÍTULO 6 – PÁRRAFOS

El párrafo es algo que no muchos le prestan importancia, pero lo es, incluso más que la puntuación en el texto. Se suele definir el párrafo como un conjunto de frases relacionadas que desarrollan un único tema. Es una unidad intermedia, superior a la oración e inferior al apartado o al texto, con valor gráfico y significativo. Tiene identidad gráfica porque se distingue visualmente en la página como los siguientes ejemplos:

De las cuatro opciones el literal B es el correcto, ya que presenta un número de párrafos más adecuado con respecto a la página y con un tamaño similar. La página A causa aburrimiento e incluso pereza leer ya que los párrafos son tan largos que dan la sensación de un texto comprimido. A diferencia de la C no es mucho mejor ya que tantos párrafos y tan cortos parecen una lista desligada de ideas donde no pueda haber argumentos elaborados. Y en la D provoca desconfianza por la variación desmesurada del tamaño de los párrafos que insinúa una posible anarquía estructural.

LA TEORÍA

Se suele definir el párrafo como un conjunto de frases relacionadas que desarrollan un único tema, siendo una unidad intermedia superior a la oración e inferior al apartado o al texto, con un valor gráfico y significativo. Tiene identidad gráfica porque se distingue visualmente en la página, como hemos visto en el juego anterior: empieza con mayúscula, a la izquierda, en una línea nueva, y termina con punto y aparte; también se simboliza con los signos § o /.

FUNCIÓN EXTERNA

En los textos breves de dos páginas o menos, el párrafo es trascendental,

porque no hay otra unidad jerárquica (capítulo, apartado, punto) que clasifique la información y, de este modo, pasa a ser el único responsable de la estructura global del texto. Se encarga de marcar los diversos puntos de que consta un tema, de distinguir las opiniones a favor y en contra, o de señalar un cambio de perspectiva en el discurso.

De esta manera, el párrafo llega a asumir funciones específicas dentro del texto.

ESTRUCTURA INTERNA

El elemento más importante es la primera frase, que ocupa la posición más relevante: es lo primero que se lee y, por lo tanto, debe introducir el tema o la idea central (aquí la he marcado en cursiva). Asimismo, la última frase puede cerrar la unidad con algún comentario global o una recapitulación (va subrayada) que recupere algún dato relevante. En medio suele haber varias frases que desarrollan el tema y que a veces pueden estructurarse mediante marcadores textuales (en negrita).

TIPOLOGÍA

Una argumentación requiere necesariamente tesis, argumentos y tal vez también ejemplos; una narración ordena cronológicamente las frases; una pregunta retórica precede a la respuesta razonada; un contraste de datos (a favor/en contra, ventajas/inconvenientes, positivo/negativo). Y un párrafo de lista de casos posibles,

como por ejemplo éste, contiene una introducción general y la enumeración correlativa de unidades.

EXTENSIÓN

Varía notablemente según el tipo de texto, el tamaño del soporte (papel, línea, letra) o la época histórica. Una noticia suele tener párrafos más cortos que un informe técnico y todavía más que un tratado de filosofía. Además, un mismo párrafo escrito con varios tamaños de letra o interlineados cambia notablemente de volumen y puede resultar largo o corto.

RECOMENDACIÓN

Lo que importa ante todo es que página y párrafos ofrezcan una buena imagen e inviten a la lectura, como hemos visto en el juego inicial. Por lo tanto, la recomendación más sensata es que cada página tenga entre tres y ocho párrafos, y que cada uno contenga entre tres y cuatro frases, aceptando siempre todas las excepciones justificadas que haga falta. Resulta difícil y peligroso reducir una recomendación a cifras absolutas.

FALTAS PRINCIPALES

A continuación, las cinco faltas más comunes del párrafo:

 

  • Desequilibrios. Mezcla anárquica de párrafos largos y cortos sin razón aparente (ejemplo D en el juego anterior). No existe un orden estructurado: el autor los ha marcado al azar.
  • Repeticiones y desórdenes. Se rompe la unidad significativa por causas diversas: ideas que debieran ir juntas aparecen en párrafos distintos, se repite una misma idea en dos o más párrafos, dos unidades vecinas tratan el mismo tema sin que haya ninguna razón que impida que constituyan un único párrafo, etc.
  • Párrafos-frase. El texto no tiene puntos y seguido; cada párrafo consta de una sola frase, más o menos larga. El significado se descompone en una lista inconexa de ideas. El lector debe hacer el trabajo de relacionarlas y construir unidades superiores (ejemplo C en el juego).
  • Párrafos-lata. Párrafos excesivamente largos que ocupan casi una página entera (ejemplo A del juego). Adquieren la apariencia de bloque espeso de prosa y suelen contener en su interior diversas subunidades. El lector debe abrir la «lata» del párrafo para poder identificar y separar todas sus partes.
  • Párrafos escondidos. El texto está bien ordenado a nivel profundo, pero resulta poco evidente para el lector, que tiene que leer muy atentamente para descubrir su estructura. L a prosa no tiene marcadores ni «muestra» visualmente su organización. El texto ganaría en claridad si hiciera más evidente el orden o, por ejemplo, si lo explicara al principio.

TRUCO

un truco final para controlar los párrafos de un texto, tanto los que escribimos como los que leemos. Se trata de ponerles título, resumir el tema que tratan o la información que contienen en dos o tres palabras —tal como he hecho en este apartado—. Si los títulos resultantes no se solapan y guardan una buena relación de vecindad entre ellos; es decir, si no hay vacíos en el desarrollo temático, ni repeticiones, ni desórdenes, significa que los párrafos tienen unidad significativa y que están bien construidos.

 

PÁRRAFOS ESTROPEADOS

Como ejemplo tomaremos esta noticia completa con una mala distribución de la información. A la izquierda está la noticia original y a la derecha una posible solución a la misma:

La cita de los datos personales de los sospechosos en párrafos distintos (en cursiva en el texto) provoca importantes problemas de anáfora, además de la extrañeza lógica de encontrarlos separados. En el segundo párrafo, el también vecino de Torrelavega no tiene referente: ¿Quién es el primer vecino? ¡No puede ser la Policía Local! Debemos sobreentender que se refiere al primer sospechoso, aunque no se mencione. Más adelante, sólo G.A.G., el anteriormente citado, fue visto por la policía, aunque le acompañara A.J.M.P.; y el sujeto plural elíptico de consiguieron no coordina en número con el referente singular lógico de la Policía. Finalmente, los pronombres de detenerlos y les ocupó carecen de referente gramatical inmediato (deberíamos remontarnos a dos delincuentes habituales), si bien los desciframos sin dificultad porque el sujeto de la

acción son los dos jóvenes y lo recordamos en todo momento. La versión de la derecha reestructura las informaciones y supera los defectos gramaticales comentados. Además, consigue dos párrafos más compactos, con dos y tres oraciones de extensión moderada, respectivamente.

 

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