CAPÍTULO 7 – LA ARQUITECTURA DE LA FRASE

CAPÍTULO 7 – LA ARQUITECTURA DE LA FRASE

EL TAMAÑO

El consejo más dado en los manuales de redacción es la brevedad con una recomendación media máxima de 20 palabras por frase. Las investigaciones sobre la extensión media de la frase en prestigiosos escritores o en tipos de texto también demuestran que la prosa más popular suele usar períodos sintácticos breves.

A continuación, unos recuentos extraídos de Richaudeau (1992) que también apuntan una tendencia histórica al acortar la oración en la narrativa inglesa

.

Para que estas cifras tuvieran validez absoluta tendríamos que saber qué se entiende por frase, puesto que puede haber discrepancias relevantes: un período sintáctico, lo que hay entre dos mayúsculas de comienzo de oración o entre dos signos de puntuación, etc.

La investigación psicolingüística sobre la capacidad de comprensión de los lectores aporta más información. Por un lado, la capacidad media de la memoria a corto plazo es de 15 palabras; o sea, nuestra capacidad para recordar palabras, mientras leemos, durante unos pocos segundos, es muy limitada. De manera que cuando nos encontramos con un período largo, con incisos también extensos, nuestra memoria se 97

sobrecarga, no puede retener todas las palabras y perdemos el hilo de la prosa.

Un ejemplo al comparar estas tres posibilidades de este fragmento:

Ejemplo real la cual contiene silepsis marcada con cursiva:

Leemos las oraciones breves, ordenadas y directas como las de la derecha

sin pararnos; comprendemos sus ideas principales con una sola pasada rápida, sin tener que prestar ninguna atención especial. En cambio, la oración de la izquierda es tan larga y tiene tantos incisos, que te pierdes en ella; de pronto te olvidas del referente de algún pronombre, del sujeto que da sentido a un verbo y debes volver a leer para entender.

COMO UN ÁRBOL DESNUDO

Utilizaremos la canción de Lluís Llach (Com un arbre un) para presentar una comparación entre frases y árboles. La sintaxis de la frase es como la copa de un árbol que trepa y se subdivide en muchas ramas, de más o menos longitud, repletas de hojas de adjetivos y complementos que reverdecen la planta.  Las ramas de la frase son todas

aquellas expresiones, añadidas a la estructura básica, que podrían eliminarse sin que el período perdiera autonomía sintáctica: relativos, aposiciones, vocativos, explicaciones,

algunas subordinadas, circunstanciales, etc. Pueden ir o no marcadas gráficamente con signos de puntuación delante y detrás. Las denominaremos incisos para simplificar.

Los incisos enriquecen la idea básica de la frase con información complementaria, pero también la alargan hasta la exageración, si no se pone freno. Una estructura básica de pocas palabras (sujeto, verbo y objeto) puede convertirse en un período de diez líneas o más, alargándola con incisos y más incisos, en algunos casos los incisos son mucho más extensos que la base principal. Este es un grave error ya que la frase principal queda “tapada” entre tantas ramificaciones y esto complica la identificación de la misma al lector. Los incisos demasiado largos separan elementos continuos y rompen el hilo de la lectura, como hemos visto. El lector no tiene capacidad para recordar todo lo que va leyendo.

A continuación, un claro ejemplo donde se ha separado en el espacio cada inciso y marcado la frase principal en letra negrita:

La primera frase resulta más fácil de leer porque la rama principal está al inicio y en seguida nos damos cuenta de cómo se relaciona el resto con ella. Pero la segunda presenta más dificultad, puesto que el verbo principal no aparece hasta más allá de la mitad y, antes, hemos tenido que ir sorteando y descifrando varios incisos que no podemos entender completamente hasta que llegamos al verbo principal. Es más que probable que no podamos recordar toda la información a la vez y que nos extraviemos a media lectura. A continuación algunas ideas para evitar frases como las anteriores o reducir al máximo el efecto pernicioso que causan:

1.LIMITAR LOS INCICOS

Richaudeau (1978) califica el inciso de pantalla lingüística (écran linguistique), porque corta el flujo natural de la frase. Propone hacer un uso moderado de los incisos, tanto en cantidad como en calidad, y da dos consejos. Primero, reducir los incisos a menos de 15 palabras que, como hemos dicho antes, es la capacidad media de la memoria a corto plazo. Pero si no podemos prescindir de un inciso largo, entonces el autor recomienda – y éste es el segundo consejo que, dicho sea de paso, es una de las estrategias más usadas en el habla—, recomienda refrescar la memoria del lector repitiendo la última palabra de la frase después del inciso, tal como acabo de hacer repitiendo la palabra recomienda.

Ejemplo:

2.PODAR LO IRRELEVANTE

Hay que comprobar que todas las ramas de la frase aporten información

útil. A menudo algunas subordinadas y complementos del nombre (introducidos por de, por, a..) son muletillas o clichés de escaso o nulo significado. La frase gana claridad si se le poda la hojarasca seca y nos quedamos solamente con las palabras clave, con las hojas verdes y lustrosas:

Este estilo vacío de la izquierda, supuestamente formal y culto, sólo consigue dificultar la comunicación.

3.JUNTAR LAS PALABRAS RELACIONADAS

El inciso puede estorbar o incluso confundir la lectura, si se inserta torpemente entre dos palabras que deben aparecer juntas. Este es el caso de algunos incisos que separan, sin motivo, sujeto y verbo, verbo y objeto, o nombre y adjetivos. Debemos situar el inciso en la posición de la frase que resulte menos conflictiva.

Ejemplos:

Una última cuestión más filosófica sobre los incisos se refiere a las causas que los provocan. Cada persona elige su estilo de escritura y, por lo tanto, parece lícito que alguien se incline por el inciso abundante y el estilo rebuscado. Pero a veces no se trata de una elección personal, sino de limitaciones verbales y, al fin y al cabo, de incapacidad para expresar ideas intrincadas una detrás de otra, de manera simple y comprensible. Hay una gran diferencia entre la oración compleja que desarrolla minuciosamente una única idea, con incisos que matizan y complementan

la estructura básica; o el chorro de frases brutas, poco elaboradas, en las que los incisos sirven para incluir nuevas ideas, dispersas y distintas, que no se han sabido formular de ninguna otra forma.

SELECCIÓN SINTÁTICA

Ciertas construcciones son menos comprensibles que otras y aún más si se usan sin criterio ni cautela. Los siguientes comentarios se refieren a las estructuras sintácticas que han demostrado ser más claras en la prosa.

1.DEJAR DE ACTUAR A LOS ACTORES

Si los protagonistas reales de lo que se explica coinciden con el sujeto y el objeto gramatical, la frase gana transparencia. E n cambio, si la prosa esconde a los protagonistas semánticos en construcciones impersonales o pasivas, el discurso pierde fuerza. Ejemplos:

Una técnica retórica para concretar y hacer más comprensible la redacción consiste en introducir un actor en cada frase, que actúe de sujeto animado. En el último ejemplo, los imperativos llenen, añada y deje implican un usted que ejerce de sujeto gramatical y real de la acción.

  1. RATIO BAJA DE NOMBRES Y VERBOS

Según Martínez Albertos (1974) y MAP (1991) los lenguajes periodísticos y administrativos modernos sufren una creciente tendencia hacia el estilo nominal, es decir que la proporción de nombres supera. sufren una creciente tendencia hacia el estilo nominal; es decir, la proporción de nombres supera con creces la de verbos en cada frase. De esta manera la prosa ahorra conectores (conjunciones, relativos, etc.) y gana impersonalidad y objetividad; pero también pierde claridad y se impregna de un regusto abstracto. Ejemplos:

En cambio en la propuesta de Flower (1989) se orienta equilibrar a la baja la proporción de nombres y verbos para recuperar el estilo verbal. Tal como hemos hecho en estos ejemplos, nombres como preocupación, conocimiento o favorecimiento pueden transformarse en las formas equivalentes preocupan, conozcan o favorece. La prosa adquiere un tono más dinámico y vital, más parecido al habla. Por otra parte, la negación de nombres es bastante más pesada que la de verbos. Ejemplo:

3.LIMITAR LOS GERUNDIOS

La gramática condena el llamado gerundio copulativo o de posteridad: el que equivale a una oración coordinada con y y que expresa un tiempo posterior al del verbo principal. Una frase como *El agresor huyó siendo detenido horas después [RAE], en la que la

detención es posterior a la huida, debería ser: El agresor huyó y (pero) fue detenido horas después. La mayoría de manuales de Estilo (ABC, Canal Sur, La Vanguardia, El País, La Voz de Galicia avui; excepto TVE en Mendieta, 1993) rechazan otras construcciones con gerundio: el anglicismo estar siendo + participio (*La oferta está siendo discutida); el llamado gerundio de «Boletín del Estado» (*Se ha votado una enmienda regulando…); las ambigüedades; y, en general, expresan bastantes prevenciones respecto a su uso y su abuso.

A opinión propia del autor la utilización exagerada de gerundios inclusive correctos, cargan la frase y le imprimen un regusto arcaico poco agradable. Ejemplos:

4.EVITAR LAS NEGACIONES

Las frases negativas son difíciles de entender, porque requieren más atención y tiempo que las afirmativas. Muchas veces podemos sustituirlas con formulaciones más positivas. Ejemplo:

En la correspondencia comercial la publicidad o, incluso, las relaciones públicas, se considera indecoroso emplear palabras negativas, o con connotaciones «poco finas», como no, negar, rechazar; se prefiere un estilo más constructivo que ponga énfasis

en los puntos positivos. De este modo se habla de aspectos mejorables, en vez de negativos, de dificultades en vez de problemas, o de obras desafortunadas y no de malas, absurdas o funestas.

  1. BUSCAR UN ESTILO ACTIVO

La pasiva morfológica, que funcionaba tan bien en latín y que se usa a diestro y siniestro en inglés o en alemán, nunca cuajó en las lenguas románicas. Sólo la influencia humanística y culta la mantuvo (Alcina y Blecua, 1989), contra la tendencia natural del

habla, que la utiliza muy raramente. El escrito recurre a ella en el estilo periodístico y en el técnico, como solución de urgencia para destacar en posición inicial al objeto de la acción. Ejemplos:

En el primer ejemplo, la primera frase de la derecha poda algunas palabras irrelevantes y corrige las preposiciones lógicas de la pasiva morfológica; la segunda solución se propone una alternativa más coloquial.

OCHO CONSEJOS PARA ESCRIBIR FRASES EFICIENTES

  1. Ten cuidado con las frases largas, vigila las que tengan más

de 30 palabras. Comprueba que se lean fácilmente.

  1. Elimina las palabras y los incisos irrelevantes. Quédate sólo

con lo esencial.

  1. Sitúa los incisos en la posición más oportuna: que no separen

las palabras que están relacionadas.

  1. Busca el orden más sencillo de las palabras: sujeto, verbo y

complementos. Evita las combinaciones rebuscadas.

  1. Coloca la información relevante en el sitio más importante de

la frase: al principio.

  1. No abuses de las construcciones pasivas, de las negaciones ni

del estilo nominal, que oscurecen la prosa.

  1. Deja actuar a los actores: que los protagonistas de la frase suban

al escenario, que actúen de sujeto y objeto gramaticales.

  1. ¡No tengas pereza de revisar las frases! Tienes que elaborar la

prosa, si quieres que sea enérgica y que se entienda.

 

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